Digamos que soy “una señora de cuatro décadas y un poquito”. Mi último empleo en relación de dependencia fue en el año 2000. Después vino el matrimonio, la maternidad y con ellos la decisión de alejarme y dedicar todo mi tiempo a los seres queridos. Hoy, con mi hijo ya grande, retomé mis estudios con renovado entusiasmo, más segura y determinada.

Intento, también, volver a insertarme en el mercado laboral. He aquí el primer escollo… Curriculum vitae, llenar: “Experiencia laboral”. A pesar de lo que parece implicar este período sin “sueldo”, esto es, que no trabajé por mucho tiempo, nada es más equivocado.

En el hogar se desempeñan múltiples tareas que capacitan para llevar adelante casi cualquier empleo con eficacia. Una pequeña gran empresa que cuenta con tareas complejas diversas y dedicación full time, donde se aprende de nutrición, de organización de eventos, de higiene, de gastronomía, de economía, de administración y trámites de toda índole, de veterinaria, de psicología, de artesanías, de seguridad y primeros auxilios, de docencia, de costura, de decoración, de computación, de idiomas y demás menesteres.

Se ejercita la tolerancia, la concentración y la infinita paciencia. Y claro, ni hablar de la improvisación para salir adelante en situaciones inesperadas. Todo este bagaje tiene poco valor en el momento de hacer un CV aceptable. El hecho de no tener el aval de un historial reciente de trabajo remunerado, parece ser invalidante para aspirar a retomarlo.

Soy una persona decente, confiable y dedicada, me gusta aprender y hacer las cosas bien. Tengo buena presencia y buena predisposición, busco la oportunidad de demostrar y desarrollar mi potencial. Ya empecé por mi cuenta con cursos de programación y además retomé mi licenciatura en Letras.

Acostumbrada a trabajar bajo presión, aún enferma y a hacer multiplicidad de cosas a la vez. Y a hacerlo todo con esmero y una sonrisa. En un hogar no se permiten los errores. Más y mejor predispuesta que a los veinte, más segura y organizada. Con una vida hecha y necesidad de encontrar, cuidar y mantener un empleo digno.

A aquellos interesados (empleadores/ras) les dejo mi e-mail y mis saludos cordiales. Esperando haber despertado en ustedes, al menos, la curiosidad y así las ganas de ponerme a prueba.

Viviana Albornoz

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