Trece años después del feminicidio de Nadia Muciño Márquez, los mismos que la familia ha luchado para exigir justicia, uno de los asesinos, Bernardo López Gutiérrez, concubino de la víctima, fue sentenciado a 42 años de prisión.

El 12 de febrero de 2004, Bernardo y su hermano Isidro López Gutiérrez, El Matute, golpearon a Nadia hasta quitarle la vida, delante de sus tres hijos.

Con un lazo en el cuello e hincada con todo el cuerpo golpeado, los homicidas pretendieron simular que la mujer se había colgado de una viga en el baño de una vivienda ubicada en Cuautitlán Izcalli, Estado de México.

Durante 13 años, la madre y la hermana de la víctima, María Antonia Márquez y Viviana Muciño Márquez, enfrentaron la ineficacia de las autoridades del Estado de México para resolver el feminicidio de Nadia, inicialmente calificado como un suicidio.

De acuerdo con un comunicado de la agencia Notiese, todo ese tiempo María Antonia denunció que su hija fue asesinada en presencia de sus tres hijos, quienes en ese momento tenían cinco, cuatro y dos años, respectivamente.

También subrayó que las investigaciones estuvieron plagadas de fallas, pues “las mismas autoridades extraviaron dentro de sus propias instalaciones elementos de prueba y permitieron que se rompiera la cadena de custodia para que dos días después se incinerara toda evidencia en el lugar de los hechos”.

Además, expuso que el perito de criminalística, Michel Aceff Sánchez, responsable de la desaparición de los objetos de prueba, dictaminó que la muerte de Nadia fue producto de un suicidio, a pesar de que sus nietos declararon ante las autoridades que su tío y su padre habían asesinado a su madre.

Desde el principio, la madre y la hermana de Nadia observaron irregularidades en la investigación, por ejemplo, que los peritos olvidaron llevarse la soga con la que se cometió el crimen, y la camisa sangrada del cónyuge de Nadia, en la que quedó plasmada la mano de la víctima, fue desaparecida.

Además, no se realizó la prueba del raspado de uñas al cadáver, y en la averiguación previa se determinó que Nadia tenía sólo tres horas de muerta, cuando en realidad habían pasado más de 10. Tampoco recabaron pruebas ni existe constancia de que se hubiera llevado a cabo el aseguramiento del lugar ni de los objetos. No tomaron fotografías del lugar, salvo del cuerpo de Nadia, y sólo describieron la escena y levantaron el cuerpo sin vida.

Después de tres años de ocurridos los hechos, se logró la detención de Isidro López, El Matute, a quien la Primera Sala Colegiada de Tlalnepantla ratificó un auto de formal prisión sustentándose en las declaraciones de los hijos e hija de Nadia. Sin embargo, en febrero de 2010 Isidro fue dejado en libertad, luego de que la misma sala colegiada y los mismos magistrados descalificaron los testimonios de los menores, argumentando que eran fantasiosos e incapaces de distinguir una verdad de una fantasía.

Un año antes se interpuso una denuncia contra los servidores públicos involucrados en el caso por negligencia y corrupción, poniendo a la familia en riesgo.

Bernardo López Gutiérrez fue detenido el 14 junio de 2012. Cinco años después, la última semana de octubre, el Juzgado Primero de Cuautitlán dictó una sentencia de 42 años de prisión por haber cometido el asesinato de Nadia.

Para María Antonia y Viviana, la sentencia en contra de Bernardo representa un avance en la búsqueda de justicia para Nadia, pero queda pendiente la reaprehensión de Isidro López Gutiérrez, la sanción a los funcionarios públicos involucrados en la investigación, la reparación del daño y el reconocimiento de sus familiares por parte de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.

 

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