Hasta la casa más limpia y organizada podría estar plagada sigilosamente de gérmenes indeseables.

Y es que como dice la educadora de salud Patricia Romero, vinculada a Kaiser Permanente en Downey (California), los gérmenes pueden estar vivitos y coleando en artículos que tocamos y usamos a diario.

¿Cuáles son esos artículos y qué se puede hacer para exterminarlos? Romero enumera algunos de los que tienden a ser nidos fijos de bacterias tras no limpiarlos o cambiarlos con la frecuencia que las normas de higiene estipulan.

Teléfonos celulares
“Los estudios continúan mostrando que los teléfonos celulares son mucho más sucios de lo que la mayoría de la gente piensa”, señala Romero. “Y créanlo o no, son nuestras manos las mayores culpables en cuanto ponerle gérmenes a nuestros teléfonos móviles se trata”.

Y esto lo comprueba una reciente investigación de la Universidad de Arizona, que encontró que los teléfonos móviles portan 10 veces más bacterias que la mayoría de las tazas del inodoro, agrega la experta.

“Los estudios han encontrado serios patógenos en los teléfonos celulares, incluyendo Streptococcus, MRSA e incluso E. coli [que puede enfermar con gravedad]”, ahonda la entrevista. “Los virus también pueden propagarse en los teléfonos si una persona está enferma de faringitis estreptocócica o gripe y tose en su teléfono celular antes de entregarla a un amigo”.

Afortunadamente hay varias medidas de higiene que pueden seguirse para evitar que estos dispositivos se cundan de bacterias o gérmenes. Una de ellas es “el mantenerlos siempre fuera del cuarto de baño. Con esto se previene que terminen con bacterias fecales como E. Coli”

Otras dos medidas inteligentes a seguir son las siguientes:

-Limpiar con frecuencia el celular con un paño que no deje pelusa, humedecido con una solución de alcohol diluido (60% de agua y 40% de alcohol), que se puede mezclar en una botellita de spray para cargar en la cartera a diario.
-Proteger el teléfono celular con una cubierta antimicrobiana, que puede ayudar a eliminar las bacterias
-Lavarse con frecuencia las manos con agua tibia y jabón, particularmente después de haber usado el baño.
-Los teléfonos celulares se plagan de bacterías, particularmente cuando se usan dentro de los baños o sin lavarse las manos con frecuencia.

Toallas y sábanas
Las toallas y sábanas son otros de los artículos del hogar que portan y propagan las bacterias cuando no se cambian y lavan con la frecuencia requerida.

“Según una encuesta de Salud de la Mujer, efectuada en el 2015, la mayoría de las personas lavan las sábanas y toallas con frecuencia, pero no lo hacen tan a menudo como deberían”, resalta Romero. “Con estos dos artículos se deben tener los mismo cuidados de higiene que tenemos con nuestra ropa, ya que entran en contacto con nuestra piel”.

Es así que para secar tu cuerpo con unas toallas saludables tienes que lavarlas después de cada tres usos.

“Las toallas sirven como bases ideales para los gérmenes porque contienen muchos de los requisitos para la vida microbiana: agua, temperaturas cálidas, oxígeno, alimento y un pH neutro”, detalla la educadora de salud. “Entre los microbios que pueden crecer en las toallas están las bacterias y los hongos. También se encuentran las células muertas de la piel, los fluidos corporales [sudor, orina y material fecal]; así como otros gérmenes que viven en el cuarto de baño que pueden haber saltado a ellas, como sería el caso de gotitas de agua que saltan del inodoro con residuos de orina o heces”.

Otra medida de higiene a tener en cuenta con este artículo es el de evitar compartir las toallas, incluso entre los mismos miembros de la familia.

En cuanto a las sábanas y fundas, éstas se deben lavar una vez por semana o cada dos semanas.

Y como “cada noche derramamos un millón de células de la piel, acompañadas de aceite y sudor”, la educadora de salud dice que estos artículos se deben lavar con el ciclo del agua caliente, habiéndole agregado al agua un poco de vinagre blanco para una mayor limpieza y blancura.

Las sábanas deben cambiarse cada una o dos semanas y las toallas luego de tres usos.

Cepillo de diente
Como resulta hasta lógico, el cepillo de dientes es otro de los artículos de uso diario que posee un ambiente propicio para la acumulación y propagación de gérmenes debido a que la boca alberga un sinnúmero de bacterias que se quedan atrapadas en ellos tras la acción del cepillado y pueden sobrevivir varios días en las cerdas de no seguir ciertas medidas de higiene, entre ellas cambiarlos en su tiempo estipulado.

La Asociación Dental Americana (ADA) recomienda cambiar los cepillos de dientes cada tres meses y cada vez que se la persona ha pasado un refriado o un episodio de flu o cualquier enfermedad respiratoria o bucal. Y si el menor o el adulto padecen de alguna enfermedad que compromete su sistema inmune, este debe cambiarse con mayor frecuencia.

Y mientras llega el momento de cambiarlo, la ADA sugiere que sus cerdas se enjuaguen con agua limpia y sequen bien después de cada uso y el cepillo se coloque de forma vertical en el vaso o porta cepillos que se está usando. Igualmente recomienda que se lave con frecuencia (con agua y con jabón) los artículos que se están usando para ubicar o transportar los cepillos de dientes.

El cepillo de dientes debe cambiarse cada tres meses o después de haber tenido un resfriado o flu.

Mesa de centro
Parecería mentira, pero la superficie de la mesa de centro de la sala o del cuarto familiar están plagadas de las bacterias que se pegan a las suela de los zapatos y llegan allí cuando los integrantes de las familias acostumbran apoyar los pies calzados en ellas.

Ya que de acuerdo con un estudio del Departamento de Microbiologia de la Universidad de Arizona, en las suelas de los zapatos hay más gérmenes que en un inodoro. Los investigadores de este plantel detectaron 421,000 bacterias diferentes en los zapatos, correspondiendo el 96% de éstas a las llamadas bacterias coliformes, que habitan en los intestinos de animales y seres humanos y están presentes en las heces.

El remedio para este problema es tratar de dejar los zapatos fuera de casa y de no hacerlo, no ponerlos sobre las mesas o camas y limpiar con frecuencia la superficies de las mesas de centro con un trapo humedecido con un poco de agua con amoniaco.

Fuente.