Conforme a un nuevo y pequeño estudio conducido por la University of Otago, en Nueva Zelanda, el azúcar común puede afectar el modo en que tu cerebro trabaja y obstaculizar las habilidades cognitivas.

Los investigadores estudiaron el desempeño cognitivo de 49 personas que consumieron bebidas con glucosa, sucrosa (azúcar de mesa), fructosa (el azúcar de las frutas), o sucralosa (endulzante artificial). Los participantes fueron evaluados en pruebas de reacción, aritmética y la interferencia de Stroop, que es un examen psicológico que mide el procesamiento cognitivo.

Posterior al análisis de su desempeño, se determinó que aquellos que consumieron glucosa o sucrosa tuvieron un peor desempeño que aquellos que consumieron fructosa o sucralosa.

«Nuestro estudio sugiere que el ‘coma hipoglucémico’, en cuanto a glucosa, es un fenómeno verdadero, donde los niveles de atención parecen disminuir después de la ingesta de azúcar con glucosa», dijo Mei Peng, autora del estudio, al PsyPost.

Aunque es importante que el cuerpo tenga glucosa para funcionar correctamente, tener altos niveles de esta sustancia debido al consumo de bebidas azucaradas puede dañar las células corporales, explicó a Psychology Today, Teresa Aubele, profesora asistente de psicología del Saint Mary’s College de Indiana.

Esto puede «a la larga afectar tu capacidad de atención, tu memoria a corto plazo, y la estabilidad de tu humor», añadió.

 

Investigaciones previas han asociado el consumo de glucosa con las mejoras de la memoria, pero el PsyPost aclara que otros estudios han tenido resultados mixtos al analizar los efectos de la glucosa en las habilidades cognitivas.

Por lo tanto, la autora Peng cree que se necesitan más investigaciones para progresar.

«Las investigaciones futuras deberían ampliar el conocimiento de cómo las diferentes regiones del cerebro cambian después de consumir azúcar, utilizando técnicas de neuroimagen», dijo al sitio. «Esto nos ayudará a comprender mejor cómo los déficit de atención aumentan después de consumir glucosa».

La Organización Mundial de la Salud resalta que tanto para niños como para adultos, debería ser menos del 10 por ciento del consumo total de energía.

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