Las dietas ricas en azúcares e hidratos refinados y pobres en fibra (como en los alimentos altamente procesados) aumentan los niveles de azúcar y de insulina. Si estos se mantienen altos mucho tiempo, alteran la función de hormonas como la del crecimiento o la leptina. Para reducirlos, elimina esos alimentos de tu dieta durante al menos dos semanas.

Cuida tu sueño

Liberamos casi todas las hormonas mientras dormimos, pero si no alcanzas las fases de sueño profundo, puedes no estar fabricándolas en cantidades suficientes.

Prueba con el masaje

El estrés crónico y el cortisol (la hormona del estrés) abren la puerta a todo tipo de problemas metabólicos y hormonales, y te roban energía. Varios estudios señalan en cambio que el masaje terapéutico aumenta los niveles de serotonina, la hormona del bienestar.

Practica el ayuno intermitente

Ayunar en periodos alternos ha demostrado beneficios en la pérdida de peso e, incluso, en la reducción de niveles de azúcar, triglicéridos y colesterol. Una forma de ayuno intermitente es cerrar la nevera y la cocina durante 14 horas, desde la cena hasta el desayuno del día siguiente.

Camina y haz entrenamiento intermitente

Además de andar a diario o machacarte en la elíptica del gimnasio, usa el entrenamiento intermitente. Estos ejercicios cortos de alta intensidad mejoran la sensibilidad a la insulina, crean músculo y hueso, reducen grasa y aumentan los niveles de hormona del crecimiento. Una variante sencilla es subir tramos de escaleras lo más rápido que puedas varias veces al día. Si añades ejercicios con pesas, estarás optimizando tus niveles hormonales.

No te prives de proteína

Una dieta con suficiente proteína de calidad (como la del pescado salvaje, los huevos ecológicos, la carne de animales criados con pastos y en libertad, la quinoa y los frutos secos) ayuda a estabilizar los niveles de insulina y de otras hormonas. Piensa que el 35% de la proteína muscular se compone de aminoácidos de cadena ramificada, que ayudan a aumentar la masa muscular y la energía, y a recuperarte después de hacer ejercicio.

¡Desintoxícate!

Hay montones de toxinas en tu entorno capaces de alterar tu sistema endocrino (es decir, hormonal), entre ellos fármacos (antibióticos, sedantes…), pesticidas y bisfenol A (presente en cosméticos y muchos otros productos de uso diario). Para reducir su impacto: Toma proteína «limpia», porque sin ella tu hígado no puede completar bien el proceso de eliminación de estas toxinas.

Consume fibra, porque se une a las toxinas y ayuda a expulsarlas. El aguacate, las frambuesas, las verduras de hoja verde o las legumbres poseen fibra saludable. Apúntate a las verduras ricas en azufre, (como el brócoli y otras integrantes de la familia de las coles, y las cebollas y los ajos).

Toma grasas sanas. Como las omega-3 del pescado azul de pequeño tamaño, las del aceite de oliva virgen extra y las de las semillas de chía, que tienen efecto antiinflamatorio. Bebe agua. Si es filtrada, ayudarás aún más a eliminar las toxinas.