Muchas personas piensan que cuando un niño o niña anda desbaratando todo, curioseando o saltando de un lado para el otro es porque es un niño hiperactivo o posee un déficit de atención notable, pero no necesariamente.

Antes de decirle a un niño que tiene este problema hay que tener claro que todos, absolutamente todos los infantes son así, unos en mayor medida que otros.

Que un niño rompa cosas, juegue mucho o hable todo el tiempo no quiere decir que tiene algún problemas. Estos son los síntomas y causas de este mal que afecta a miles de menores.

Causa de un niño hiperactivo

Según el portal médico, MedlinePlus, el THDA generalmente comienza en la niñez, pero puede continuar hasta la adultez. Es el trastorno de la conducta  más comúnmente diagnosticado en los niños y hasta el momento no se conocen con claridad las causas.

“Se conoce que hay una combinación de factores genéticos y medioambientales probablemente interviene en el desarrollo del trastorno. Los estudios imagenológicos sugieren que los cerebros de los niños con trastorno de hiperactividad con déficit de atención (THDA) son diferentes de los cerebros de niños sin este trastorno”, asegura el portal médico.

¿Cuáles son los síntomas de los niños hiperactivos?

Los niños con THDA sufren de:

  • No ser capaz de concentrarse (desatención o falta de atención)
  • Ser extremadamente activo (hiperactividad)
  • No ser capaz de controlar el comportamiento (impulsividad)
  • No logra prestar atención cuidadosa a los detalles o comete errores simples por descuido en el trabajo escolar.
  • Tiene dificultad para mantener la atención en tareas o juegos.
  • Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
  • No sigue instrucciones y no logra terminar el trabajo escolar, los deberes u obligaciones en el lugar de trabajo.
  • Tiene dificultad para organizar sus tareas y actividades.
  • Evita o le disgusta comprometerse en tareas que requieran esfuerzo mental continuo (como las tareas escolares).
  • Con frecuencia pierde juguetes, tareas escolares, lápices, libros o herramientas necesarias para las tareas.
  • Se distrae fácilmente.
  • Se muestra a menudo olvidadizo en las actividades diarias.
  • Juega con las manos o los pies o se retuerce en su asiento.
  • Abandona su asiento cuando lo que se espera es que se quede sentado.
  • Corre y trepa excesivamente en situaciones inapropiadas.
  • Tiene dificultad para jugar o trabajar en forma silenciosa.
  • A menudo está “en movimiento” o actúa como si fuera “impulsado por un motor”.
  • Habla excesivamente.
  • Emite respuestas antes de que termine de escuchar la pregunta.
  • Tiene dificultades para esperar su turno.
  • Se entromete o interrumpe a los demás (irrumpe en conversaciones o juegos).

¿Cómo diagnosticarlo?

Todo niño debe ser evaluado por un profesional de la educación y, además, por un psicólogo especializado en tratamiento infantil.

No hay una prueba que demuestre que un niño sufre o no de esta discapacidad. Antes de diagnosticar al niño debe tener en cuenta que los niños también puede sufrir de alguna depresión, ansiedad o problema que no necesariamente esté ligado el al TDHA.

Fuente: Consejos Mujeres