No es que no quieran un nuevo hermano, es que no saben cómo recibirlo. Les damos una guía para que su casa no se vuelva zona de guerra.

Si queremos preparar el terreno para recibir a un segundo hijo, es importante empezar desde el embarazo y centrar nuestros esfuerzos en el primogénito. Sí, tú como mamá o papá, ya sabes qué onda con el proceso del embarazo, ya eres experto, pero para tu hijo (por ahora hijo único) todo el acontecimiento es nuevo y ¡nada fácil!

¿Qué podemos hacer para facilitar el proceso?

Durante el embarazo: Elige un buen momento para comunicarle acerca de tu embarazo y comienza a prepararlo para la llegada del bebé – no debe ser muy pronto pues la espera se hace eterna para los niños. Esperen por lo menos hasta que tu embarazo sea MUY evidente. Platica con tu hijo sobre los aspectos positivos de tener un hermanito, pero también acerca de los negativos. Evita hacer preguntas cuya respuesta no quieres escuchar – por ejemplo: no le preguntes si le gustaría tener un hermanito porque, puede contestar que no, ¿y luego? Una vez que tienes la información, y de acuerdo a la personalidad del niño, involúcralo en el proceso de preparación para la llegada de un nuevo miembro a la familia: preparar un espacio, elegir los muebles, comprar la ropita para el bebé.

Dale chance de que extienda sus dudas sobre su hermano: ¿cómo respira? ¿cómo se metió ahí? ¿cómo va a salir? Invítalo a que toque tu barriga, que sienta el movimiento del bebé y sí, puede ser una linda experiencia que los acompañe a un ultrasonido.

Después del parto: Aunado a tu felicidad, habrá también cansancio (mientras que el recién nacido demanda toda tu atención), el mayor requerirá mucha paciencia, apoyo y comprensión ¡Nada fácil! Ubica tus redes de apoyo; acepta la ayuda de abuelos, tías, amigas, tanto para el cuidado del pequeño como para apoyar al segundo, evitando, en la medida de lo posible, que se sienta abandonado y desplazado. Muchas familias encuentran útil pedir a los familiares y amigos cercanos que, cuando vayan de visita, lleven un obsequio también para el hermano mayor. El pequeño duerme en el tiempo y, claramente, los regalos son para mamá. Pero así el mayor también puede sentirse tomado en cuenta. Y no sólo obsequios “en especie”, sino obsequios en tiempo y amor.

El hijo mayor podrá experimentar sentimientos negativos ante la llegada de un bebé que altera la dinámica familiar y le resta atención: enojo, coraje, resentimiento, tristeza, depresión, confusión y ansiedad. Estos sentimientos son frecuentes. Si tú los puedes reconocer como una manifestación natural, podrás apoyar a tu hijo a superarlos. Los regaños o castigos sólo agravan la situación; lo que tu hijo necesita en ese momento son grandes dosis de comprensión y amor.

Recuerda que no estás sola en esta aventura – tu pareja también puede apoyar en el cuidado del hijo mayor mientras tú pasas tiempo con el menor y, lo contrario – estar al cargo del menor mientras tú puedes pasar tiempo de calidad con el mayor. También son frecuentes las regresiones: retroceder a conductas de una etapa anterior que ya había superado – como hacerse pipí en la cama. Es importante saber que el niño no lo hace a propósito, es algo que le sucede, pero con ello consigue, inconscientemente, llamar la atención.