En la consulta mensual con el pediatra, durante el primer año del bebé, el profesional lo revisa y controla su vista y su oído. Cuando va creciendo, conviene estar atentos a diversas señales y, ante la duda, consultar al pediatra o al especialista.

La vista

Desde el primer instante en que abre sus ojitos, el bebé ya puede ver y, a medida que pasan las semanas, su visión mejora y se incrementa su utilización. Comienza a desarrollarla y se termina de completar a sus 9 años. «Es importante detectar enfermedades o defectos de visión antes de esa edad para tratar o mejorar la ambliopía (menos visión en uno de los ojos)», señala la oftalmóloga Liliana Laurencio.

Procedimientos

Si bien las causas por las que los chicos pueden tener problemas visuales varían desde antecedentes familiares (padres o abuelos con problemas en la vista), causas congénitas, o a raíz de un nacimiento prematuro, también el control oftalmológico sirve para prevenir inconvenientes en la vista. Entonces, es fundamental llevarlo a un especialista a los:

*6 meses. El médico evaluará sus reflejos de fijación (que pueda fijar la luz de una linterna) y seguimiento de la luz, reflejo rojo de las pupilas, le hará un fondo de ojo (para descartar enfermedades de la retina) y descartará desviaciones o malformaciones oculares.

 

*3 años. Para evaluar su agudeza visual, ambliopía, vicios de refracción, es decir, afecciones que comprometen la visión lejana o cercana (miopía, mala visión de lejos, hipermetropía, mala visión de cerca y astigmatismo, borrosidad tanto de lejos como de cerca), y le hará otro fondo de ojo.

*5 años. Para evaluar vicios de refracción, agudeza visual, estrabismo, y de nuevo le hará un fondo de ojo.

*Luego de la edad preescolar. Llévalo a control cada dos años si

no tiene ningún problema.

Si bien las causas por las que los chicos pueden tener problemas visuales varían desde antecedentes familiares, causas congénitas, o a raíz de un nacimiento prematuro, el control oftalmológico sirve para prevenir inconvenientes en la vista.

Signos visibles

Es importante que prestemos atención a nuestro hijo y las señales que puede indicar alguna irregularidad ocular:

*Si dice que ve borroso.

*Siente dolor de cabeza.

*Parpadea seguido.

*Lagrimea constantemente.

*Contrae usualmente conjuntivitis.

*Si observas alguna desviación de los ojos.

En cualquiera de estos casos o ante cualquier duda, lo ideal es que lo lleves al pediatra de cabecera. Seguramente te derivará a un oftalmólogo, quien indicará los pasos a seguir. Algunos inconvenientes se solucionan con el uso de anteojos, otros a través de cirugías específicas y los menos complejos, se suelen corregir durante su crecimiento.

El oído

De los cinco sentidos, la audición es la encargada por excelencia de brindar a nuestros hijos la posibilidad de adquisición del habla y del lenguaje verbal. Por eso es tan importante que tengamos en cuenta el período que va desde que nace hasta los 5 años. ¿Cómo? La fonoaudióloga Ana Luisa Romano cuenta que cuando nace el bebé, se le debe efectuar las otoemisiones acústicas, y potenciales evocados auditivos de screening. «Dentro del marco de las políticas públicas, el Estado Nacional creó en el 2011 este Programa Nacional de Detección Temprana y Atención de la Hipoacusia, cuyo objetivo se dirige a la detección de la hipoacusia desde el nacimiento, y su debida intervención», indica la especialista. Dice que son estudios rápidos y no invasivos que además permiten saber si funcionan correctamente la cóclea (parte del oído interno) y el nervio auditivo.

De los cinco sentidos, la audición es la encargada por excelencia de brindar a nuestros hijos la posibilidad de adquisición del habla y del lenguaje verbal.

Procedimientos

La mayoría de las dificultades de audición suelen tener un origen genético, deberse a enfermedades infecciosas durante el embarazo (toxoplasmosis, rubéola, etc), o a causa de un bajo peso al nacer. Pero también podemos tomar ciertos recaudos para evitar que nuestro hijo presente dificultades en su audición. Por eso la profesional recomienda:

*Vacunarlo para prevenir enfermedades infecciosas que pueden

provocar daños auditivos. Según el Calendario Nacional de Vacunación corresponde a los 2, 4 y 12 meses para la Neumococo Conjugada, que previene la meningitis, neumonía y sepsis, y la Triple viral que previene sarampión, paperas, rubéola a los 12 meses cumplidos y al inicio de la etapa escolar.

*Alimentarlo a base de una dieta sana y balanceada; la misma brindará los nutrientes necesarios para fortalecer al sistema inmunológico.

*Llevarlo al otorrinolaringólogo si presenta resfríos fuertes y otitis.

*Cuidarlo de posibles situaciones que puedan generar daños auditivos.

*Alejarlo de fuentes que producen ruidos intensos o poniéndoles protectores auditivos en casos específicos de mucho ruido como fiestas con música muy alta o recitales.

*Si llega a introducirse algún pequeño objeto en sus oídos, llevarlo inmediatamente al pediatra u otorrinolaringólogo.

Signos visibles

¿Cómo nos damos cuenta si nuestro hijo tiene algún inconveniente para oír? Los síntomas dependerán del grado de afección y el área que haya sido afectada. Debemos estar atentas si:

*No responde al llamarlo.

*Al provocar ruidos cerca de su oído no nos mira.

*Tiene falta o fluctuación de su atención.

*Retraso en la adquisición del lenguaje.

*Grita para comunicarse (su voz puede carecer de entonación).

*Nos mira la boca cuando hablamos.

*Si está en edad escolar y presenta problemas en el aprendizaje.

*Observamos dificultades de comprensión en lugares ruidosos.

*Notamos que tiene mayor sensibilidad a los ruidos fuertes.

En cualquiera de estos casos o ante cualquier duda, lo ideal es que lo lleves al pediatra de cabecera. Seguramente te derivará a un otorrinolaringólogo, quien indicará los pasos a seguir. Algunos inconvenientes se solucionan con medicación, otros a través de cirugías específicas o con audífonos, y en otros casos con implante coclear. Los menos complejos pueden solucionarse más rápidamente, pero siempre guiado por la supervisión de un profesional.