¿Te ha pasado que tu hijo termina de comer y a la media hora te está diciendo que tiene hambre nuevamente? Para poder comprender estos comportamientos debemos de tomar en cuenta el desarrollo emocional de los niños, para ellos es muy difícil poder nombrar algún tipo de sentimiento o emoción, cuando llegar a estar cansados, ansiosos, aburridos, tristes o confundidos pueden optar por ingerir alimentos para poder “calmar” eso que no están sabiendo controlar.

A esto se le conoce como hambre emocional. Cuando tu hijo se encuentre en este estado, es recomendable conexión con ellos ya sea jugar, ir a caminar o realizar alguna actividad que conecte con tu hijo de manera emocional esto hará que pueda aterrizar esos sentimientos y de igual forma se le enseña a canalizar mediante actividades y no mediante alimentos.

– Enseñar a nuestros hijos en qué escala de hambre se encuentran para así poder detallar sus necesidades físicas e indicar cuando se sienten satisfechos

– Actividades al aire libre, al conectar con la naturaleza se secretan hormonas como endorfinas, dopamina y serotonina que ayudan a nivelar el estrés emocional y así mejoran el estado de ánimo.

– Comunicación. No hay mejor vinculo que hablar con tu hijo, preguntarle como le fue en su día y cómo se siente.

– Utiliza la escala de hambre.