Durante el embarazo, las preguntas frecuentes son: ¿Por qué hay olores que te resultan más fuertes y antes no?, ¿por qué hay ciertas comidas que te producen asco? La explicación y consejos para transitar los 9 meses de manera plena de la mano de un especialista

Amabas tu taza de té de las 5 de la tarde y ahora no puedes ni olerlo. No salías sin tu perfume y ahora no lo toleras a 3 metros. Decidiste regalarlo. Es que las modificaciones en los sentidos del gusto y del olfato durante el embarazo no responden a una regla matemática.

Muy fuertes / La obstetra Ángela Gómez afirma que, pese a que no existe una explicación definitiva, el trastorno olfativo también va acompañado del cambio hormonal. La embarazada tiene una exacerbación en la percepción de los olores y esto muchas veces la afecta a tal punto que le provoca náuseas. Los olores que suelen provocar rechazo son los de sustancias irritantes como perfumes, comidas fuertes o el olor a cigarrillo, aunque no siempre sigan un patrón definido.

Sobre gustos… / La especialista cuenta que, además, el aparato digestivo es uno de los organismos afectados por la alteración de las hormonas. «La disminución de la cantidad de saliva, su acidificación (se vuelve más ácida), el aplanamiento de las papilas gustativas (a través de las cuales se siente el sabor), combinado con la anemia (falta de hierro), pueden hacer que la percepción de los sabores cambie. Otro factor que contribuye es la inflamación en las encías y su consiguiente sangrado produciendo alteraciones en la percepción del sabor de la boca. Entonces, algo que gustaba comienza a dar asco y sabores que antes no gustaban ahora generan atracción», aclara.

Compañía los 9 meses / Por último, con respecto a la duración de las alteraciones gustativas en general, la doctora explica que algunas mujeres perciben esta distorsión más marcadamente durante el primer período del embarazo, sumadas a las náuseas y los vómitos, dos síntomas muy comunes.

En el segundo trimestre se estabiliza la presión y el cuerpo se adapta a los cambios hormonales que surgieron abruptamente durante los primeros meses. Mejoran las náuseas y hasta desaparecen los vómitos, aunque, aun así, estos cambios vinculados a la percepción de los sabores se mantienen durante todo el embarazo y recién se revierten cuando finaliza.