A medida que los niños van creciendo vemos que sus necesidades van cambiando. Lo que hasta ayer era imprescindible, hoy está olvidado (y viceversa). Cuando nuestros hijos llegan entonces a determinada edad, muchos papás y mamás se preguntan por el ingreso al jardín maternal.

¿Será muy pequeño? ¿Me extrañará tanto que no querrá quedarse? ¿Hará amigos? ¿Los maestros serán cariñosos? En otras palabras, las dudas se agolpan en nuestra mente. Para pensar las respuestas, hoy decidimos compartir contigo las ventajas de retrasar el ingreso de los niños a la educación inicial.

Ventajas económicas

A menos que cerca de casa exista un jardín que ofrezca garantía, lo más probable es que los padres tengan que destinar una parte de sus ingresos para el ingreso del niño al jardín. Si, en cambio, se retrasa el ingreso, la familia dispondrá de este dinero para otros fines y en un futuro evaluará la conveniencia o no del jardín.

Ventajas en la salud

El ingreso de los niños al jardín maternal se asocia también con un mayor riesgo de sufrir enfermedades infecciosas a edades tempranas. A su vez, también existen investigaciones que afirman que los niños que han asistido a una institución educativa en los primeros años de vida tienen menos probabilidades de padecer enfermedades respiratorias en la escuela primaria.

Ventajas prácticas

Muchos jardines maternales suelen tener un horario de apertura y cierre bastante restringido que dificulta el acceso para muchos papás y mamás que trabajan horarios prolongados y que no cuentan con la ayuda de amigos o familiares. Ante esta situación, uno de los miembros de la pareja suele optar por dejar momentáneamente su trabajo y dedicarse al cuidado de los niños. Este cuidado es personalizado y les brinda la seguridad a ambos de que estarán en «buenas manos».

 

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