Una carta abierta en la que medio millar de actrices denuncian haber sufrido abusos y vejaciones sexuales y critican la «cultura del silencio» imperante ha conmocionado el mundo de la escena sueca en los últimos días.

Desde que el periódico conservador «Svenska Dagbladet» adelantó el miércoles por la noche en su web el escrito -publicado hoy en la edición impresa-, las principales instituciones escénicas se han visto sacudidas por un escándalo que ha provocado múltiples reacciones, incluida la del Gobierno sueco.

El texto relata cómo varias actrices empezaron a discutir la posibilidad de hacer una declaración conjunta en torno a la campaña de denuncias de abusos #Metoo (Yo también), cómo crearon un grupo cerrado en redes sociales y, tras recibir presiones anónimas de supuestos acosadores, decidieron escribir una carta abierta.

«La cultura del silencio está extendida en nuestro negocio. Los directores y estrellas masculinas son considerados genios y la profesión los respalda, independientemente de lo que les hagan a sus colegas», consta en el texto, firmado inicialmente por 456 actrices, a las que se les ha añadido un centenar más en un día.

Entre los firmantes figuran algunas de las intérpretes más consagradas de la escena sueca, como Marie Göranzon o Lena Endre, y otros nombres, como el de Sofia Helin, protagonista de la popular serie de televisión sueco-danesa «El puente».

Las decenas de testimonios directos incluidos en el documento relatan de forma anónima casos que van desde las vejaciones verbales a abusos sexuales como toqueteos, masturbación o incluso varios casos de violación ocurridos en las últimas décadas.

Especialmente señalado ha resultado el Teatro Real, el prestigioso Dramaten, a cuya dirección varias fuentes anónimas recogidas por ese diario acusan de proteger a los actores masculinos y de ignorar las denuncias.

La ministra de Cultura sueca, Alice Bah Kuhnke, convocó anoche de urgencia a los directores del Dramaten, el Teatro Nacional y la Ópera Real para discutir la situación.

«Hay que acabar con lo que ocurre detrás de los escenarios. Estoy llena de pena, ira, asco y ganas de luchar tras leer los testimonios», declaró en su cuenta en Instagram Bah Kuhnke, quien anunció que el Gobierno ha empezado a estudiar un plan con herramientas políticas «claras», sin concretar más.

El primer ministro sueco, Stefan Löfven, tildó los hechos denunciados de «horribles», «mucho peores de lo que se podría creer», e insistió en la necesidad de hacer «algo radical».

La directora del Instituto de Cine Sueco, Anna Serner, se ha referido a los testimonios como «un golpe en el estómago», y la jefa de la Ópera Real, Birgitta Svendén, ha denunciado haber sufrido acoso en su época como cantante en el Metropolitan de Nueva York.

El Dramaten, que hoy admitió que ha iniciado una investigación interna contra un empleado por asalto sexual, ya ha anunciado que enviará a su plantilla una encuesta, que puede ser anónima, para denunciar casos de acoso y ha ofrecido ayuda jurídica y psicológica a las posibles víctimas.

Uno de los principales fondos dedicados a financiar películas en Suecia, Film i väst -cuyos estudios en Trollhättan (oeste de Suecia) son conocidos como el Hollywood sueco-, se ha mostrado a favor de incluir un código de comportamiento en futuros acuerdos.

Film i väst ya se había significado hace unos días al anunciar que en sus futuras colaboraciones con la productora danesa Zentropa, del cineasta Lars Von Trier, no figurará como productor ejecutivo su socio Peter Albæk tras unas polémicas declaraciones.

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