La historia de horror que ciertamente pareciera una película de ficción, se llevó a cabo en California, lugar donde radicaba la ahora conocida “familia feliz”, quienes usaban carros modernos y viajaban en los días festivos, generando una apariencia falsa para la comunidad incrédula que no imaginaba que, detrás del matrimonio conformado por David Allen y Louise Anna Turpin, se contaba día a día la vida tormentosa de 13 hijos cuyas cadenas y encierro era el pan de cada día.

Pero la historia dio un giro de tuerca cuando una de las hijas, de 17 años, logró escapar el pasado domingo y llamó a la policía desde un celular que encontró dentro de la casa. Cuando los agentes del departamento de policía de Perris y funcionarios de la oficina del alguacil del condado de Riverside llegaron al lugar, se encontraron a los hermanos, todos entre los 2 y los 29 años. Algunos estaban atados con cadenas y candados.

Según explicaron las autoridades, estaban encerrados «en un entorno oscuro y hediondo», por lo que el matrimonio permanece detenido bajo fianza de US$9 millones cada uno por la acusación de tortura y poner en peligro a menores pues se ha encontrado pruebas de abuso sexual o enfermedad mentral por el momento, hecho que ha estremecido a la opinión pública estadounidense.

Los vecinos ahora se dedican a investigar en profundidad si debieron haber detectado que algo estaba mal.Nadie parece saber cuánto tiempo los hermanos estuvieron cautivos y, por supuesto, nadie puede responder la pregunta más difícil de todas: ¿por qué?