
El escenario se pintó de luces láser multicolor y Dolores saltó al escenario con su guitarra y, así como solo ella sabía hacerlo, llenó la atmósfera de sentimientos encontrados con los primeros acordes de «Animal Instinct». Escucharla cantar en vivo fue una de las experiencias más importantes de mi adolescencia. Miles de almas gritando al unísono en el Auditorio Nacional pedíamos que aquel concierto en 1999 no se terminara nunca.
Súper rockerita con un pixie que le quedaba increíble, así se presentó con su nuevo disco Bury the Hatchet, en el que fue mi primer concierto de rock. Casi 20 años más tarde guardo con el mismo cariño de siempre el boleto de entrada al concierto de The Cranberries de 1999. Y en esa noche pienso especialmente hoy que ya no está.
El escenario se pintó de luces láser multicolor y Dolores saltó al escenario con su guitarra y, así como solo ella sabía hacerlo, llenó la atmósfera de sentimientos encontrados con los primeros acordes de «Animal Instinct». Escucharla cantar en vivo fue una de las experiencias más importantes de mi adolescencia. Miles de almas gritando al unísono en el Auditorio Nacional pedíamos que aquel concierto en 1999 no se terminara nunca.
Súper rockerita con un pixie que le quedaba increíble, así se presentó con su nuevo disco Bury the Hatchet, en el que fue mi primer concierto de rock. Casi 20 años más tarde guardo con el mismo cariño de siempre el boleto de entrada al concierto de The Cranberries de 1999. Y en esa noche pienso especialmente hoy que ya no está.