La pesadilla de muchos “mal del puerco”, tiene una explicación científica. Aquí podrás conocer todo sobre este terrible mal, que no sólo te ayudará a dejar de padecerlo, sino que también a la larga lo que hagas para prevenirlo beneficiará a tu salud.

El término correcto para el “Mal del Puerco” es marea alcalina. A diferencia de lo que uno creería, la marea alcalina no se produce porque el flujo de sangre se concentra en el estómago cuando comemos pesado. El nombre nos da una ligera idea sobre lo que sucede realmente en nuestro cuerpo al comer mucho: se alcaliniza.

Al iniciar el proceso de comer cualquier alimento, sea lechuga o sean alitas, las células del estómago comienzan a producir ácido clorhídrico (HCl) para digerir la comida que le va a caer. Esta sustancia se le pega al alimento para corroerlo y degradarlo en partes más fáciles de absorber en el intestino. Sin embargo, cuando la mezcla —que en este punto de la digestión ya no se llama bolo alimenticio sino quimo— pasa al intestino, no puede estar tan ácida.

¡Nos lastimaría muchísimo!

Las mismas células del estómago tienen unas enzimas llamadas anhidrasas carbónicas que neutralizarán la acidez con dióxido de carbono (CO2) y agua (H2O). El resultado de la reacción química del HCl con estas dos sustancias produce iones de bicarbonato (HCO3) que, al pasar al intestino delgado, se absorben y empiezan a circular en la sangre. El bicarbonato es alcalino y el aumento de alcalinidad en la sangre provoca somnolencia.

La marea alcalina es un proceso completamente natural y pasa con cualquier cosa que comamos. Sin embargo, hay ciertos alimentos que exacerban la producción de HCl y, por tanto, la alcalinización de la sangre. Los alimentos ricos en proteína, como la carne, y en grasas, como lo frito, tienen moléculas más difíciles de romper y se necesita más acidez para lograr digerirlas.

Esto es lo que debes hacer para evitar el sueño que acompaña a la marea alcalina:

  • Evita consumir comidas muy grasosas.
  • Prefiere incluir más verduras, frutas y cereales integrales en tus comidas, y que tu plato se vea surtido.
  • Controla el tamaño de las porciones que te sirvas para no comer de más y saturar a tu estómago. Para ello recomiendo hacer tres comidas principales y dos colaciones para no llegar tan hambrienta a ellas.
  • Come despacio. Además de disfrutar de tus alimentos, le das tiempo suficiente a tu estómago para ir digiriendo con calma y avisarte cuando ya estés satisfecha para dejar de comer.

¡Ahora ya tienes todas las herramientas para combatir al infame “Mal del Puerco”!

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