Perder un hijo o una hija durante el embarazo, o al poco de nacer, provoca un vacío enorme que, además, debe lidiar con la incomprensión de un entorno familiar y social que, quizá a modo de protección, tiende a quitar trascendencia al dolor y a recurrir a los lugares comunes. O al silencio. Escribe Paula Vázquez en Las estrellas (Editorial Tránsito) que la verdad es preferible al silencio. Porque si no se habla, si no se menciona, la muerte no existe. El entorno sanitario a menudo tampoco está preparado para atender el duelo y esto complica a las familias el tránsito por la pérdida perinatal.

El duelo invisible: bebés que mueren antes de nacerEl silencio de la enfermedad mental materna

Hace unas semanas el cementerio municipal de Sant Cugat (Barcelona) apareció en varios medios de comunicación. La razón fue la inauguración de un espacio para la memoria, un lugar para recordar a los bebés fallecidos durante la gestación o al poco de nacer. No es el único, ni el primero, otras 12 localidades catalanas tienen ya un espacio similar para el duelo gestacional. El Parque Genovés de Cádiz también ha reservado un lugar para el duelo perinatal. Lo novedoso del espacio de Sant Cugat, creado gracias a la iniciativa de Anhel, la Asociación de Familias en Duelo del Vallès, es que se trata del primer memorial de duelo perinatal en el que las familias pueden poner el nombre de su bebé pero también sus cenizas.

Guida Rubio, presidenta de la asociación, cuenta que la idea de este memorial surge con dos objetivos claros: dar un lugar a las familias para ubicar, recordar y honrar a sus hijos e hijas; y ayudar a dar visibilidad a estas muertes y el duelo que conllevan. “La muerte y el duelo perinatal están muy silenciadas en nuestra sociedad y se tiende a minimizar el valor de estas pérdidas, así que al crear un espacio para ellos en el cementerio estamos igualándolo al resto de muertes que ocurren”, explica. Para idearlo se inspiraron en la iniciativa de El Calaf desarrollada por Empremptes (el primero de Catalunya) que ideó el espacio huellas, una especie de mausoleo, en recuerdo a estos pequeños, pero quisieron añadir la posibilidad de que cada familia pudiera hacerlo suyo a través de las estrellas y las cenizas. Las familias, según cuenta Rubio, coinciden en que es un espacio íntimo y bonito “que da sensación de mucha paz”.

Cómo se comunica la noticia del fallecimiento y si se tienen o no oportunidades para el contacto post mortem son dos factores importantes para la elaboración del duelo por parte de las familias. Así lo explica Patricia Roncallo, psicóloga experta en duelo perinatal, para quien es fundamental tener toda la información necesaria y así tomar las decisiones que se estimen convenientes, pero también disponer de la posibilidad de conocer al bebé, pasar tiempo con él o ella sin prisas, hacer fotos, crear otros recuerdos (huellas, recortes de pelo…) y decidir desde sus creencias qué hacer con el cuerpo. “Son cosas muy importantes en momentos tan difíciles”, señala.