“La música es una gran manera de liberar estrés y de expresar tu opinión o frustración. También es un método de escape”.

La música siempre lo ha sido todo en nuestras vidas. Pero, además de eso, somos mujeres, somos madres y también nos gusta cocinar y tejer. Para ser más claras, nosotras nos conocimos durante una clase de crochet en Los Ángeles. Julie ya trabajaba en una tienda que vendía todo lo necesario para tejer y yo estaba buscando algún estambre, y cuando llegué a la tienda había una clase de crochet y decidí tomarla, ahí comenzamos a platicar. Nos hicimos amigas instantáneamente. Hablamos de música y resultó que las dos estábamos en búsqueda de algo nuevo que hacer con nuestra música. Tocamos juntas un día y nos encantó la química que había entre nosotras, de ahí el resto es historia, todo ha pasado muy rápido.

Sabemos que de por sí una banda de puras mujeres es algo curioso, y lo que es más extraño es que nosotras solo somos dos: batería y guitarra. Eso pasó por accidente, pues originalmente tocábamos con una amiga nuestra que toca el bajo excelentemente, pero ella estaba muy ocupada tocando con otras bandas, es muy profesional y siempre estaba en alguna gira. No podía practicar y nosotras ensayábamos todo el tiempo, al final nos dimos cuenta de que era fácil cuando las dos estábamos solas y que, además, nos gustaba el sonido de nuestros instrumentos, sin nada más.

Eso fue formar la banda, ahora faltaba encontrar nuestro sonido. Nosotras escuchamos todo tipo de música, pero apreciamos mucho el rock n’ roll. Las dos crecimos escuchando a los clásicos, y la verdad es que es lo más divertido para tocar en vivo porque te puedes dejar ir con todo. Es un estilo de música que se creó para romper con los estereotipos y creo que está claro que es lo que nosotras hacemos. Somos dos mujeres solas y tocamos rock. También tenemos el pelo rosa y no nos gusta que nos digan qué debemos hacer.

Hablamos mucho de ser mujeres en este medio, incluso tocamos el tema en nuestro último álbum, Femejism, pero la realidad es que para nosotras no ha sido tan complicado ser mujeres en este medio. Al menos no como pensábamos que sería. Cuando comenzamos la gente no hablaba mucho de nuestro género, hablaban más de nuestra música. Después, mientras más éxito teníamos, la gente comenzaba a hablar de eso. Al final somos una banda y queremos que nos traten como eso.

Eso no significa que no nos interese el movimiento social del feminismo o muchos otros. El Desert Daze es un movimiento social que desde hace años tiene la misión de crear una comunidad, de inspirar a la gente y de que la gente pueda dejar ir la ansiedad que vivimos en estos momentos. En Estados Unidos tenemos al padre más abusivo y eso es difícil para todos. La música es una gran manera de liberar ese estrés y de expresar tu opinión o frustración. También es un método de escape.

Creo que es eso, nosotras tomamos la ruta del escapista y hay mucho valor en eso. Especialmente con la tecnología que existe que nos permite ver las noticias en el momento en el que están pasando, cada vez que miras el teléfono: Corea del Norte quiere lanzar una bomba nuclear. Entonces, el escapismo es algo muy valioso en tiempos como este: solo para mantener una vibra alta, para que la gente no se deprima y que nadie se sienta desesperanzado.

Todos debemos de aprender a vivir en el momento, y eso es algo que la música puede hacer por nosotros: disfrutar el momento. Para nosotras es increíble poder hacer que muchas personas disfruten el momento con el mismo ritmo al mismo tiempo. Es algo inspirador.

 

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