Nacido en la Ciudad de México el 1 de abril de 1947, Luis Ernesto Derbez ha dedicado gran parte de su vida al quehacer político. Fue Secretario de Economía (2000-2003) y de Relaciones Exteriores (2003-2006). Es licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí; maestro en Economía por la Universidad de Oregon, y doctor en Economía por Iowa State University.
Le preguntamos, para abrir charla, porque en esos años, no pensó en ser candidato a la presidencia, como ahora lo ha expresado: “No estaba listo antes. 2006 fue un momento clave; tuve una situación familiar muy compleja pues una de mis hijas murió en 2005, siendo yo canciller”.
Han pasado 12 años de ese triste suceso; Derbez ya tiene nietos y su vida familiar está en otras condiciones por lo que considera estar listo:
“A veces se comete el error de entrar a una candidatura cuando no se está listo”.
Confiesa que, al no ver a nadie que realmente diga cómo se deben solucionar los grandes problemas que tiene México, fue cuando tomó la decisión de lanzarse a la candidatura por su partido.
En estos momentos, expresa Luis Ernesto, “encuentro que muchas personas quieren ser presidentes; pero, sinceramente, no sé qué quieren hacer. Esto me ha generado una frustración muy fuerte porque no dicen cómo harán las cosas. Decir que se es honesto; pues es algo obvio; nadie va a decir no soy honesto, pues es un requisito esencial. He charlado con varios que buscan también la presidencia; pero realmente no sé qué harán para disminuir la inseguridad, para lograr un crecimiento sostenible, empleos dignos, por ejemplo”.
Por esto, como una obligación moral y porque considera que hay valores que se deben ponderar, emprende este camino hacia la candidatura dentro de su partido (Acción Nacional), que, de ganarla, lo llevará a la contienda por la presidencia.
“Quien gane, debe tener una visión clara de nación; debe lograr el liderazgo de México en Latinoamérica, y lograr que se sienten las bases para el desarrollo del país, entre otras muchas acciones”.
Asimismo, ha expresado que no cree en los “frentes opositores”; en sí, la misma palabra “oposición” la rechaza pues considera que, en la vida misma, no podemos estar oponiéndonos, sino sumando. Oponerse es una forma negativa de crear estructuras, que deben ser positivas; proactivas. Deben darse las concertaciones para gobernar; formar grupos que puedan definir acciones; hallar lo que nos une y emprender soluciones, comentó.