Un grupo de investigadores descubrió que el prolongado consumo de aceite de girasol y de pescado puede causar problemas considerables en el hígado, mientras que el aceite de oliva resultó ser la opción más saludable ¡Ojo con los aceites!
A medida que se envejece, la grasa se va acumulando en el hígado, pero lo más llamativo es que el tipo de grasa que se acumula es diferente según la alimentación. Y esto hace que, a pesar de ese cúmulo, unos hígados lleguen a la vejez más sanos que otros y con una mayor o menor predisposición a sufrir ciertas patologías.
Biólogos españoles descubrieron realizando un exhaustivo estudio con ratones que, los que consumían el aceite de oliva resultaron tener un hígado más saludable en comparación con el de los que recibían alimentos ricos en aceite de girasol, que frecuentemente desarrollaba fibrosis y cambios ultraestructurales
Además, el aceite de pescado catalizaba los procesos de oxidación relacionados con el envejecimiento y ralentizaba el transporte de electrones en las mitocondrias.
Los aceites de girasol y de pescado pueden causar el desarrollo de la esteatohepatitis no alcohólica que, a su vez, puede desembocar en cirrosis o cáncer de hígado si no se recibe tratamiento, incluso la prevalencia de dichos trastornos aumenta con la edad, afectando a entre el 1% y el 3% de los niños, al 5% de adolescentes, al 18% de personas entre los 20 y 40 años, al 39% entre 40 y 50 años y a más del 40% de mayores de 70.