La discusión acerca del acoso y el abuso contra las mujeres están en la mesa, y es ahí donde un grupo de más de cien mujeres, artistas, periodistas, editoras, actrices, entre las que destacan los nombres de Catherine Deneueve, Ingrid Caven y Catherine Miller entraron al tema con una declaración que contraviene a lo mostrado en Hollywood en los últimos meses.
El tema del acoso hacia celebridades cobró gran notoriedad gracias a la denuncia contra Harvey Weinstein, quien hasta hace poco era reconocido como un importante productor de Hollywood. Weinstein ha sido señalado por muchas actrices de acoso y abuso.
Parte de sus argumentos son contra la que denominaron una ‘campaña internacional de acusaciones’ dirigida a ‘hombres cerdos’, este grupo de mujeres han impulsado esta respuesta con el ‘derecho a importunar’.
A través del diario parisino Le Monde se hizo público este controversial comunicado que resuella contra lo ocurrido este domingo 7 en los Golden Globes del otro lado del Atlántico.
«La violación es un crimen. Pero el ligue insistente o desafortunado no es un delito, ni la galantería es una agresión machista».
Esa fiebre solo sirve, en realidad, a los enemigos de la libertad sexual, a los extremistas religiosos, a los reaccionarios más peligrosos.
«Tras el escándalo Weinstein, se ha producido una legítima toma de conciencia de las violencias sexuales consumadas contra las mujeres, en un marco profesional, cuando algunos hombres abusan de su poder. Se trataba de una toma de conciencia muy necesaria», amplió el colectivo en su postura.
Continua «esa liberación de la palabra se ha convertido en algo muy contrario, ya que a través de la prensa y las redes sociales se ha puesto en marcha una campaña de delaciones y acusaciones públicas, sin que se deje a los acusados la posibilidad de responder, puestos en el mismo plan que agresores sexuales convictos y confesos».
«Esa fiebre para enviar a los cerdos al matadero no ayuda en absoluto a las mujeres a defender su libertad. Esa fiebre solo sirve, en realidad, a los enemigos de la libertad sexual, a los extremistas religiosos, a los reaccionarios más peligrosos, arrastrándonos a una ola «purificadora» que parece no tener límite».
Además del tema de acoso van más allá de las apologías al abuso en el arte y las expresiones culturales.
«Aquí se censura un desnudo de Egon Schiele, allí se prohíbe un cuadro de Balthus, con el pretexto que es una «apología» de la pedofilia… confundiendo a un hombre y su obra, se pide la prohibición de una retrospectiva de Romand Polanski. Una universitaria se atreve a criticar la película «Blow Up» de Michelangelo Antonioni tratándola de misógina e inaceptable. Con esos criterios pudieran censurarse obras de John Ford o Nicolas Poussin».
Pero no confundimos el ligue desagradable o desafortunado con la agresión sexual».
«En tanto que mujeres no nos reconocemos en ese feminismo que, más allá de los abusos de poder, toma el rostro del odio contra los hombres y la sexualidad. Pensamos que la libertad de decir no a una proposición sexual corre pareja a la libertad de importunar, sin encerrarse en el papel de víctimas… Defendemos la libertad de importunar, indispensable a la libertad sexual. Estamos suficientemente advertidas para admitir que la pulsión sexual es ofensiva y salvaje por naturaleza. Pero no confundimos el ligue desagradable o desafortunado con la agresión sexual».
«Los accidentes que pueden tocar el cuerpo de una mujer no afectan necesariamente a su dignidad, y no deben convertirla en una víctima perpetua. No somos reducibles a nuestro cuerpo. Nuestra libertad interior es inviolable. Y esa libertad comporta riesgos y responsabilidades»» concluye el manifiesto que abre la discusión al manejo de la crisis de abuso en el mundo.