Todos estamos de acuerdo cuando señalan que los gases son una molestia habitual de los bebés y es básico saber ayudarles a expulsarlos. Cuando notamos a nuestro bebé irascible, con llanto desconsolado y con la tripa endurecida, puede que esté incómodo por tener gases. Es importante diferenciarlo de los temidos cólicos, un trastorno que suele darse en bebés lactantes y que les puede tener durante más de dos horas llorando desconsoladamente, casi siempre al atardecer. Mientras que los cólicos del lactante suelen requerir de ayuda profesional, hay fisioterapeutas especializados en esta inquietud del niño, los gases solo requieren de cierta destreza por parte de los padres para conseguir aliviarles su malestar, por lo general, después de las tomas.
Erguido sobre nuestro pecho y con la cabecita apoyada en nuestro hombro / Para prevenir los gases intestinales el pediatra nos dará las pautas adecuadas, entre ellas realizar un cambio de la leche de fórmula, en caso de haber optado por lactancia artificial, y en caso de que esto no funcione, optará por recetar algún medicamento adecuado a la edad del pequeño que le ayude a deshacerse de los incómodos gases. Es importante no dejarse llevar por la desesperación de ver a nuestro hijo con tantos dolores y darle por nuestra cuenta infusiones o medicamentos que nos hayan aconsejado otras madres. Lo mejor es visitar al pediatra y que él reconozca al bebé y nos de un diagnóstico y las pautas para solucionar el mal de nuestro pequeño.
Boca abajo en nuestro regazo / Si reconocemos que nuestro bebé solo padece gases, es importante que intentemos masajear su tripita en la medida de lo posible, aplicándole también calor seco en la zona. Además de esto, contamos con varias posturas para ayudarle a expulsarlos.
Erguido con su cabecita en nuestro hombro / es la postura característica para que nuestro bebé eche los gases. Pondremos una muselina en nuestro hombro para evitar mancharnos, en caso de que regurgite, y erguido sobre nuestro pecho podremos ayudarle dándole unos suaves golpecitos en la espalda. Muchas veces el simple hecho de colocarles en esta postura es suficiente para que eructen
Sentado en nuestras rodillas de espaldas a nosotros/ es una de las posturas más usadas por los pediatras cuando acudimos a revisión. Con nuestra mano en su pecho y los dedos índice y pulgar sujetando su barbilla recurriremos de nuevo a los golpecitos en su espalda