La candidiasis bucal de los lactantes, que también suele conocerse como «algodoncillo del bebé», es una infección micótica causada por un hongo. No es algo que deba alarmar demasiado a los padres, ya que suele curarse por sí solo aunque tenemos que saber qué es exactamente, porqué se produce y cómo se puede evitar. Conozcamos entonces ahora, toda la información sobre el algodoncillo en bebés y cómo se trata la candidiasis bucal en los lactantes.
El algodoncillo en bebés no es generalmente peligroso y tiende a desaparecer por sí solo después de unas semanas. Sin embargo, para evitar problemas y, sobre todo, debido a que la infección, como a veces ocurre, puede dificultar la alimentación del bebé.
Al igual que muchas de las infecciones que afectan al recién nacido, incluso la candidiasis , que como dijimos anteriormente, a menudo se contrae después del paso del canal de parto, se evita manteniendo siempre un alto nivel de higiene tanto en lo que respecta a la limpieza de su cuerpo, como en lo que respecta a la esterilización de las cosas y objetos que conciernen al bebé. Podemos enumerar entonces algunas reglas de conducta a seguir para cuidar al bebé:
– Antes de cada alimentación, tanto la lactancia materna como la alimentación con biberón, lávate las manos con cuidado, ya que estas son a menudo vehículo de virus y bacterias.
– Durante la lactancia, sería aconsejable aumentar la atención normalmente dedicada a su seno. Los pezones siempre deben estar limpios y perfectamente secos antes de cada alimentación.
– Si el bebé es amamantado con un biberón, después de cada alimentación no es suficiente lavar el biberón, sino que tanto este como las tetinas deben esterilizarse cuidadosamente con el esterilizador apropiado. Lo mismo se aplica a los chupetes que deben cambiarse con frecuencia y limpiarse con cuidado.
La candidiasis bucal que sufren los lactantes, suele estar provocada por un hongo llamado Candida albicans (el mismo que causa la irritación del pañal o la candidiasis vaginal) que afecta a los niños, especialmente en los primeros seis meses de vida, y por lo general, en el momento de nacimiento, a través del paso desde el canal de parto.
Se manifiesta por la aparición en la boca, en la lengua, en las encías, en el interior de las mejillas y, a veces, en los labios, de puntos y parches blanquecinos que, a diferencia de los residuos de leche, no se expulsan fácilmente y que, si se eliminan, permiten vislumbrar una mucosa subyacente inflamada que puede, en algunos casos, incluso puede llegar a sangrar.