El día que viste las dos rayitas en el test de embarazo fue uno de los más felices de tu vida. Pero también comenzaron las dudas, los miedos y los primeros síntomas de que estabas gestando una nueva vida en tu vientre.

Durante los primeros 3 meses de embarazo se generan modificaciones del estado general que se manifiestan con cansancio, cambios del carácter y somnolencia, debido al aumento de la circulación en sangre de una hormona llamada progesterona y a la aparición del lactógeno placentario, cuya función consiste en modificar el metabolismo de la madre para facilitar el aporte de energía al embrión. Asimismo, suele haber intolerancia a los olores habituales tales como perfumes o comidas.

Durante estos primeros meses, los cambios físicos son muy leves (aumento del tamaño de las mamas y una mínima variación en el abdomen). En cambio, abunda un sentimiento de vulnerabilidad emocional. Los estrógenos y la progesterona son en parte responsables de este estado. Sin embargo, también es cierto que, a pesar de estar feliz por la llegada del bebé, tanto los cambios físicos como el temor a lo desconocido traen aparejados fragilidad emocional y fluctuaciones en el estado de ánimo. Podrás pasar de reírte a carcajadas a llorar en escasos segundos, e incluso vas a necesitar mucha más atención de todo tu entorno que de costumbre.

Entre los síntomas más comunes se encuentran los vómitos y las náuseas. La médica explica que estos se asocian a la sialorrea (aumento de la producción de saliva) y se deben a la aparición de diferentes hormonas de origen placentario, fundamentalmente la gonadotropina coriónica que produce un enlentecimiento del proceso digestivo, provocando que los alimentos permanezcan mayor tiempo en el estómago.

Habitualmente, también se produce una alteración en los cambios del gusto, rechazando alimentos que antes agradaban y/o generando apetencia inusitada y compulsión por otros (los famosos antojos). Para combatir las náuseas y los vómitos, recomienda seleccionar las comidas que más te gusten, fraccionarlas varias veces al día, ingiriendo poca cantidad por vez, evitar grandes ingestas de comidas y bebidas, incluir alimentos ricos en vitamina B6 (banana, yema de huevos, carnes, hígado, riñón, pescados, lácteos, granos integrales, levaduras y frutas secas), evitar alimentos y bebidas calientes y sabores ácidos, ya sean jugos o frutas cítricas.

El cansancio permanente es una constante en las embarazadas y esto se relaciona con la actividad de las hormonas, en especial de la progesterona, que ejerce un efecto depresor sobre el sistema nervioso central, según indica la obstetra. Seguramente vas a sentir que todo te cuesta el doble y que no tienes energía, ¡tranquila es todo normal y le pasa a la mayoría! Antes de acostarse, las embarazadas pueden beber una infusión de tilo, tomar un baño de inmersión y realizar ejercicios de meditación para así descansar de la mejor manera posible. Además, tienen que tratar de dormir, por lo menos, 8 horas diarias y orinar siempre antes de acostarse. Otros consejos son evitar dormirte con la televisión encendida y las infusiones de café, té y mate antes de dormirte, y disminuir la actividad física.

Otro de los síntomas que se repiten en la mayoría de las embarazadas es el tan temido dolor de cabeza. «Tanto los mareos como los dolores de cabeza se deben a la adaptación del sistema cardiovascular y nervioso a los cambios continuos de tensión arterial. Hay que evitar pasar mucho tiempo sin comer, mantenerse bien hidratada durante el día, realizar ejercicio físico adecuado para embarazadas, practicar yoga u otras técnicas de relajación y respetar por lo menos 8 horas diarias de sueño, ayudarán a sentirse mejor», sintetiza la obstetra.

No todas las embarazadas experimentan los mismos síntomas, pero estos sí son los más comunes. Poniendo en práctica estos consejos vas a poder disfrutar a pleno de tu embarazo.