Desde su detención en el aeropuerto de Moscú a finales de febrero por posesión de botes de aceite de cannabis para vapear, se desconoce el paradero y el estado de salud de la jugadora de baloncesto estadounidense Brittney Griner.

Griner fue condenada a nueve años en la colonia penal femenina IK-2 de Mordovia (Rusia) en agosto y su traslado a esa prisión se hizo en secreto. La colonia penal IK-2 es notoriamente racista y homofóbica, por lo que el destino de Griner es una incógnita.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha afirmado que Rusia no está negociando de buena fe y parece estar encantada de tener a Griner encarcelada.