Entre tantas leyendas, creencias y relatos, resalta una historia verdaderamente aterradora sobre una bruja, que parece resistir el paso del tiempo y asalta la contemporaneidad con actos escabrosos, al menos, eso dice la gente. Esta es una experiencia de una mujer que se “enfrentó” a uno de estos seres por el alma de su pequeño bebé.

La joven había sido advertida por sus padres, que las brujas gustan de pequeños retoños que no han sido bautizados, pues se cree, que al no tener la bendición de Dios se encuentran desprotegidos. Sin pensárselo demasiado y haciendo un poco oídos sordos, la inexperimentada continúo su vida con aparente normalidad, hasta que los improperios del malvado ser se manifestaron.

Cuenta ella, que a diferencia de todos los días, este en particular fue agotador, al igual que para su bebé, pues no dejó de llorar en todo el día. No tardó mucho en identificar en la piel suave de su criatura marcas de manos, como sí le hubieran pegado, pese a que no había indició alguno de que esto sucediera en el día. Esa fue la primera señal.

Esa misma noche, al pasar de las horas, fue ella misma quien experimentó el horror, pues relata que sintió un jaloneo en los pies, y pese a estar aterrorizada, trató de ignorarlo pensando que era un sueño.Momentos después, las sensaciones se exacerbaron, era el bebé de nuevo llorando y llorando sin razón… la madre impaciente logró calmarla y dormirla por instantes.

“¡Lo empezaron a jalar!”, dice la mujer, el bebé fue tironeado con una fuerza “tremenda”, califica de nuevo la joven… al levantarse de entre los sueños, dijo observar una criatura obscura con silueta indefinida pero ojos incandescentes, casi en posesión del pequeño. El sollozar de la mujer llevó a sus padres a correr hasta la habitación donde se encontraba la mujer y al prender la luz, aquella deformidad se había desvanecido, señaló.

“¡Por un instante había pasado!” En su delirio la joven explicaba a sus padres como podía aquella impresión escandalosa.