Durante cinco años expertos en nutrición estudian las bases científicas para saber qué comer para seguir una dieta sana y completa. Sus conclusiones se convierten en recomendaciones que se recogerán en un informe con el que se elaboran las Guías Alimentarias 2020 de Estados Unidos. En esta edición, por primera vez se estudia en más profundidad la nutrición más apropiada durante los dos primeros años de vida y no solo haciendo «énfasis tradicional en los individuos de dos años y más».
Entre estas evidencias, el Comité experto en nutrición insiste en no dar azúcar añadido a los bebés y apostar por la lactancia materna como mejor alimento para nuestros hijos en sus primeros años.
El doctor Steven Abrams, que preside el comité de nutrición de la Academia Americana de Pediatría y el Instituto de Investigación Pediátrica Dell de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos), señala que este «cada bocado cuenta» como el mejor slogan en la alimentación infantil ya que «te recuerda que lo que le das de comer al bebé realmente hace la diferencia.»
Es el mensaje principal de las recomendaciones del comité asesor en nutrición: ninguna cantidad de azúcar añadido es adecuada para el desarrollo de un bebé.
El informe advierte a los padres que deben evitar el azúcar añadido en la dieta de sus hijos, por la fuerte relación que hay entre su consumo en los primeros años de vida y la obesidad infantil y el riesgo de enfermedades crónicas años después.
Para lograrlo, el informe habla de «evitar los alimentos y bebidas con azúcares añadidos durante los primeros dos años de vida», porque es probable que «la energía de estos productos desplace a los alimentos ricos en nutrientes, aumentando el riesgo de seguir una dieta pobre en ellos».
«Las exposiciones nutricionales durante los primeros 1.000 días de vida no sólo contribuyen a la salud a largo plazo, sino que también ayudan a moldear las preferencias de sabor y las elecciones de alimentos».
La investigadora en nutrición, Marion Nestlé, explica que las recomendaciones del grupo asesor «son enormemente influyentes», ya que sus recomendaciones finales son enviadas al Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, que las utiliza para crear las últimas directrices dietéticas de 2020 a 2025, que dictan gran parte de lo que los estadounidenses comerán en los próximos cinco años.