Seguramente escuchaste más de una vez que la leche materna es el mejor alimento para los bebés. Y que en más de un caso, dar la teta puede tornarse un tanto complicado. Si bien ambas afirmaciones son ciertas, para que esta última no suceda, es esencial pedir información y consultar durante los 9 meses del embarazo. De esta manera, nuestras dudas irán decantando, y podremos aplicar la teoría una vez que nazca nuestro bebé.
REGLA #1: Control de los pezones
Según la puericultora universitaria Paola de los Santos, una de las cuestiones a tener en cuenta antes de comenzar la lactancia es saber qué tipo de pezón tenemos. Esto nos lo puede decir nuestro obstetra, con un sencillo control de mamas como el que todas nos hacemos anualmente. La profesional cuenta que existen 3 tipos de pezones:
– Los protráctiles: son los típicos pezones para afuera. Los poseen 2/3 de las mujeres que amamantan y no necesitan de ninguna intervención.
– Los retráctiles: los poseen 1/3 de las mujeres que amamantan. Algunos pezones se vuelven protráctiles por sí solos hacia el final del embarazo, a causa de las hormonas, y al nacer, el bebé, ayuda con su succión. De ser necesario e indicado por el médico, también se puede usar el «niplette» –dedalitos que hacen vacío y tiran el pezón hacia fuera–, o casquillos formadores del pezón, de 10 a 15 minutos por día e ir aumentando el tiempo hasta completar de 3 a 6 horas diarias. El niplette se indica solo durante el primer semestre. Los casquillos pueden usarse en cualquier momento del embarazo.
– Pezones planos: al pasar la mano no sale nada. Llevan el mismo tratamiento que los retráctiles.
REGLA #2: Estar cómodas
Otra de las cuestiones que debemos considerar es la postura que adoptaremos para amamantar. Según de los Santos, lo ideal es que usemos un almohadón o medialuna, por un lado para elevar el cuerpo del bebé, y por el otro para no soportar todo el peso con nuestros brazos.
¿Qué sucede si no se prende? Lo más importante: mantener la paciencia y no ponernos ansiosas. Además, no forzarlo, y tratar de favorecer el contacto piel a piel, dejándolo cerca del pecho sólo para que lo explore. «Que pueda `amigarse´ con el área, e intentar prenderlo medio dormido. Esto suele dar buenos resultados», señala la asesora.
REGLA #3: Posicionar bien al bebé
Ahora bien, una vez tengamos a nuestro bebé en brazos, comienza el desafío. De acuerdo con la profesional, para amamantar debemos tener en cuenta que:
*El bebé debe estar lo más enfrentado posible a nuestro cuerpo.
*Su mentón, alineado al esternón (dónde se unen las clavículas). Si su cabeza está girada, no sólo se le dificultará la succión y la deglución, sino que probablemente nos lastime los pezones y no reciba la leche suficiente.
*Debe prenderse del pecho, no del pezón. Si esto sucediera, debemos soltarlo ubicando el meñique entre las encías para romper el vacío. Nunca hacerlo con el pezón adentro.
*Su boquita tiene que estar lo más abierta posible (como diciendo A) y sus labios evertidos (como un pez).
*Su lengua por debajo del pezón, realizando un movimiento ondulante.
REGLA #4: Estar atentas a sus señales
Por último, de los Santos sostiene la importancia de amamantar por señales. Es decir, el bebé da señales de estar listo para tomar la teta. Si está dormido, se mueve, y hace algunos ruidos que no llegan a ser llanto, es un buen momento para ofrecerle el pecho, porque el llanto es una señal de hambre pero tardía. Por lo tanto esperar a que un bebé llore para recién ofrecerle la teta, no sólo no es una buena idea sino que lo único que se logra es que se llene de aire y al momento de comer esté enojado. Claro que va a llorar más de una vez porque no llegamos y tantos otros motivos, pero dejarlo llorar como método es dañino para cualquier bebé y cualquier vínculo.
«Un bebé no pide nada que no necesite», señala la puericultora. Cuenta también que la mayoría de los recién nacidos maman entre 8 y 12 veces por día. Es lo que necesitan para asegurarse el alimento, recuperar el peso de nacimiento y mantener un aumento progresivo de peso.
Y para que esto se cumpla, también debemos tener en cuenta que el bebé termine de mamar del primer pecho. No retirarlo antes porque la composición de la leche cambia durante la mamada.