Aunque la caducidad de los alimentos es un tema que debería preocuparnos siempre, es cierto que con el verano y el calor se disparan todas las alarmas. La gestión de lo que tenemos en la despensa y en el refrigerador se complica un poco por las altas temperaturas, y toca estar especialmente alerta.

Y es ahí donde salta la pregunta del millón: ¿cuánto tiempo dura la leche abierta en el frigorífico? Sí, hasta que huela raro dirán muchos. Un sistema tan habitual como poco recomendable si de lo que se trata es de evitar algún susto.

Y es que la caducidad de la leche depende de bastantes elementos, al menos hasta que se abre el envase. Por ejemplo, las leches UHT -los tetra brick habituales- pueden durar muchos meses sin problema y sin necesidad de frío, pero una vez abiertos su vida útil se reduce a 3 o 4 días en el refrigerador.

«No olvidemos que la leche es un producto con mucha proteína y líquido, lo que más les gusta a las bacterias, por lo que aunque sea estéril, en el momento que se abre empieza contaminarse con microorganismos del ambiente», apunta Lluís Riera, experto en seguridad alimentaria de Saia.

La clave es respetar las indicaciones del fabricante y tener en cuenta esa norma de los 3 o 4 días, tanto para la leche UHT como para la fresca que se vende en botellas y que tiene que estar refrigerada en todo momento. En este caso, además, la caducidad es mucho más corta, incuso si no se ha abierto el envase.

Mención aparte merece la leche cruda, últimamente de moda y que representa un auténtico peligro desde el punto de vista de la salud alimentaria. Se trata de leche con una gran cantidad de microorganismos, que tiene que hervirse siempre antes de consumirse. Así lo indican los envases aunque, desgraciadamente, no todo el mundo hace caso, recurriendo al absurdo argumento de lo natural. Una moda, sin duda, muy peligrosa y más en verano.

Pero volviendo a las leches habituales, ¿caducan igual de rápido las leches enteras o desnatadas? ¿Y qué pasa con las bebidas vegetales que sustituyen a la leche? Según explica Riera, la cantidad de grasa sí afecta a la velocidad a la que se enrancia y pierde propiedades, pero lo cierto es que en estos límites de tiempo relativamente cortos la diferencia es mínima.

Respecto a las -mal denominadas- leches vegetales (sólo la de almendra puede llamarse leche), la cantidad de grasa y soja es la que determina la duración. Por ejemplo, la de soja se estropea un poco antes que otras variedades precisamente por eso. En cualquier caso, insistiemos, indicaciones del fabricante, 3-4 días como tope y un poco de inspección olfativa y visual para comprobar que todo está en orden.

Y otro detalle a tener en cuenta: la costumbre de colocar la leche en la puerta de la nevera es un error. Se trata de una de las zonas con más diferencias y pérdidas de temperatura cada vez que abrimos la nevera, así que colocar ahí uno de los alimentos más sensibles como es la leche, es una mala idea.