Muchas mujeres sufren ya sea discriminación, falta de autoestima, depresión, etc., debido a que no se sienten contentas con su cuerpo. Desafortunadamente la belleza en los últimos años está ligada a la delgadez, la desnutrición, una imagen de mujer esbelta y delgada que muchas personas desean seguir, pero que en definitiva es solo una muestra, la realidad va más allá que el simple consumismo.

Aunque es innegable que una figura delgada o por lo menos sin sobrepeso, es cuestión de salud y bienestar, en muchas ocasiones, esta constitución pasa de saludable a un problema en el que las mujeres buscan de cualquier forma y por cualquier medio ser delgadas a costa de lo que sea, sobretodo pasando por encima de su salud hasta convertirse en una obsesión.

La obsesión por la delgadez se manifiesta en las personas buscando la delgadez extrema, comienza el rechazo a alimentarse, además la pasión por las dietas y el terror a engordar. Esta obsesión hace que la belleza física y el cuidado del cuerpo se convierta en una prioridad, una meta central de la vida, por lo que invierte gran cantidad de tiempo, energía, dinero, etc., en conseguirla o mantenerla.

Cuando querer estar delgada se convierte en obsesión ¡Cuidado!

 

En muchas ocasiones por no decir que en todas, esta obsesión por estar delgadas, impide a las personas llevar una vida normal, ya que restringen por completo su entorno social (dejan de ir a fiestas, reuniones, etc.), dejan de comer porque creen que todo las hace subir de peso, se sienten culpables cuando comen algo con demasiadas calorías, con el fin de llegar a ser súper delgadas algún día sin pensar en su salud, ya que esta perturbación no les permite bajar de peso de manera saludable.

Como lo mencioné antes los medios siempre nos muestran mujeres delgadas, cuerpos casi perfectos y este se convierte en uno de los objetivos de nuestra sociedad en la época actual, pero es una belleza impuesta que no aplica nada de belleza interna sino solo mostrar algo superficial por lo que hay que luchar. La belleza actual refuerza aquello que se llaman cánones de belleza, pero es una visión vana ya que no es símbolo ni de perfección ni de hermosura y lastimosamente está desembocando un rechazo total a las personas más rellenitas o con algo de sobrepeso y una presión social por ser delgado a costa de lo que sea para ser aceptado.