Hacer fluir los sentimientos que provocaron los sismos del 7 y 19 de septiembre, es el primer paso para superar el estrés postraumático, aseguró el especialista de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Fernando Ortiz Lachica. El investigador responsable del Programa de Orientación y Apoyo Psicológico de la Unidad Iztapalapa explicó que el estrés postraumático es una respuesta común ante una situación extraordinaria, como la derivada de los movimientos telúricos.

Para la recuperación, es necesario hacer fluir los sentimientos, como paso inicial del proceso que permita superar la incapacidad para conciliar el sueño y estados de miedo, tristeza, desolación y depresión, así como mareos y falta de entusiasmo, síntomas asociados a ese padecimiento.

Los sismos “pusieron en peligro nuestra vida, integridad y patrimonio, provocando una emoción que todos experimentamos y, aunque hay personas que lo nieguen, si uno observa bien, se dará cuenta de que todos en alguna medida lo padecemos”, indicó.

El especialista indicó que quienes ayudaron para remover escombros, organizaron centros de acopio y traslado de víveres también se verán afectados por todo lo que vieron.

Señaló que hay personas que se sienten culpables por no ayudar lo suficiente o por haber sobrevivido, a lo que sugirió “no atormentarse por haber hecho mucho o poco y, por el contrario, aceptar si estamos asustados, tristes y deprimidos, y sanarnos primero, porque a veces no podemos ni con nuestra alma”.

Refirió que las expresiones como “ya supéralo”, “échale ganas” o “déjalo ir” tampoco ayudan a atravesar el momento de trauma, porque nadie debe culparse de sentirse mal.

El doctor Ortiz Lachica dijo que lo más importante para estabilizar los sentimientos es reconocerlos, aceptarlos y “tratar de ir viviendo día con día, retomar nuestra vida personal con todo y el miedo, tristeza, coraje y ese remolino de emociones”, aunque, reconoció, “está siendo muy difícil”.

Cada persona es diferente en el proceso de recuperación, porque hay quienes pueden estar tranquilas, pero ven alguna noticia o presencian conversaciones sobre el tema y vuelven a afectarse, o quienes vivieron el temblor de 1985 y el de 2017 y se alteran ante cualquier réplica.

Indicó que en el proceso de recuperación habrá personas que se sientan bien más rápido que otras, pero “habrá quien necesite hablar de su experiencia para desahogarse, pero también quien al platicar de ello se retraumatice”.

También recomendó encontrar un refugio de acompañamiento, es decir, un amigo, una amiga, un pariente cuya compañía lo reconforte. Vale la pena hacer el esfuerzo de moverse, porque algunos “estamos muy tensos, por lo que es recomendable caminar, brincar y correr para descargar la tensión corporal”.