Varias agencias de la ONU denuncian un repunte de la violencia de género en Sudán desde el inicio del conflicto hace casi tres meses.

Las Naciones Unidas han exigido el cese inmediato de esta violencia, que afecta a desplazadas internas, refugiadas y adopta diversas formas, incluyendo la violencia sexual como táctica de guerra. Se solicita además investigaciones rápidas e imparciales sobre estos abusos, recordando a todas las partes la importancia de respetar el Derecho Internacional en cualquier contexto político o bélico.

La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos ha registrado al menos 21 casos de violencia sexual con 57 víctimas, incluyendo diez niñas. El Gobierno sudanés reporta cerca de 90 casos en la capital, Jartum, y en la región de Darfur. Sin embargo, se cree que la cifra real de casos es mucho mayor debido al temor de las víctimas a represalias o estigmatización, así como a las dificultades para denunciar estos abusos y acceder a atención médica y legal.

Las agencias de la ONU están trabajando para abordar estas brechas, implementando medidas específicas a través del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se destaca la importancia de diseñar planes de prevención y respuesta que tengan en cuenta las necesidades específicas de mujeres y niños, ya que la violencia de género puede tener efectos devastadores a largo plazo en su salud física y mental.

El secretario general adjunto de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, ha calificado la situación en Sudán como una «crisis de humanidad», y se insta a una tolerancia cero contra los perpetradores de estos abusos, según lo afirmado por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk.